Hay un hilo colorado, rebelde, lleno de nudos, que recorre la vida de las mujeres a lo largo del siglo XX hasta llegar a nuestros días. Empezamos a deshacer el ovillo con Un árbol crece en Brooklyn, que contaba la historia de una chica abriéndose paso en Nueva York en 1912; luego llegó Lo mejor de la vida describiendo los despachos de Manhattan en los años cincuenta, y le siguió Solo para mujeres, la novela que ponía sobre la mesa las miserias y esplendores del feminismo.
Ahora el hilo llega hasta los años ochenta y noventa, enredado en las vidas de cuatro estudiantes dispuestas a buscar su porción de felicidad en una época en que todo parecía posible: Clover, Addison, Jane y Mia frecuentaron la misma universidad, compartiendo dudas, hombres, apuntes, bocadillos y tejanos, pero una cosa es recordar la juventud y otra muy distinta es encontrarse hoy de nuevo cara a cara, cuando ya han pasado veinte años.
Cuesta lo suyo confrontar los sueños embastados y las ambiciones de entonces con la realidad, y eso se proponen las cuatro amigas a lo largo de un fin de semana intenso, doloroso a veces, y cargado de emociones.
¿Es posible que un par de días bien aprovechados cambien nuestro mundo y nos den una nueva visión de la vida? Pasen y lean: Ayer, hoy y siempre tiene la respuesta.
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